En 1951, la joven Rosalind Franklin empezó a trabajar en lo que se convertiría en una de las investigaciones científicas más importantes del siglo XX y que condujo a una transformación de la medicina moderna.
Tenía 30 años cuando generó una fotografía, conocida como "Foto 51", junto a Raymond Gosling, un estudiante de doctorado que colaboraba con su departamento.
Pero además de la fotografía, la experta registró en sus cuadernos de laboratorio mediciones y observaciones precisas que serían decisivas para el avance de la ciencia y clave para demostrar por primera vez cómo debía ser la estructura del ADN, que hasta entonces era un misterio.
Detalló, por ejemplo, las distancias relativas de los distintos elementos repetitivos en una molécula de ADN. También anotó detalles que sugerían que la molécula de ADN constaba de dos partes iguales y complementarias.
Pero la científica británica, que murió de cáncer de ovario en 1958 cuando tenía 37 años, nunca fue reconocida con el premio Nobel que sus coetáneos sí recibieron, cuatro años después de su muerte.
Franklin estudió química en la Universidad de Cambridge, trabajó en un laboratorio químico en el París de la posguerra y en 1951 empezó a trabajar para la universidad King´s College de Londres ya como experta en cristalografía de rayos X.
De haber seguido con vida, el comité de los Nobel debería haber reconocido también la contribución de Rosalind Franklin a la investigación sobre la estructura de la molécula del ADN, dado que estaba al mismo nivel que el de sus colegas premiados.
En 2003 la Royal Society de Reino Unido estableció el premio Rosalind Franklin para ayudar a las mujeres en la ciencia.
Las mujeres dedicadas a la ciencia han sido sistemáticamente obviadas, si no despreciadas, por la historia. Las instituciones, sus colegas masculinos y, lo que es peor, la sociedad en conjunto las han condenado a un injusto anonimato.
Rosalind Franklin constituye un claro ejemplo de ello. Poseedora de un inusitado talento para la física detectado por sus instructores a una edad temprana, a los 17 años decide ir a la universidad para estudiar Química, Física y Matemáticas. Entusiasmada por la ciencia, había escuchado a Einstein en una de sus conferencias, y decidió, tal y como éste proclamaba, poner su vida al servicio de ella.
A los 18 años la brillante Rosalind aprueba el ingreso en Física y Química para entrar en Cambridge, el mejor centro de Inglaterra para estas disciplinas. Allí había estudiado Newton y se había fundado el Laboratorio Cavendish, que tomaba el nombre del físico que unificó las fuerzas eléctricas y el magnetismo.
A los 21 años acepta un trabajo para estudiar el carbón en la British Coal Utilisation Research Association (BCURA), dirigida por Donald H. Bangham. El carbón vegetal era, en plena guerra, un combustible de gran protagonismo y trascendencia, ya que se empleaba como filtro de las máscaras de gas. Tras investigar sus diferentes tipologías, Rosalind presenta cinco publicaciones, consigue doctorarse y contribuye a la fabricación de una máscara de gas más eficaz. Había nacido una científica.
En 1950 sus avances en dicha disciplina llegan a oídos de John Randall director del laboratorio del King’s College de Londres, quien le insta a sumarse a su unidad de investigación en la que sólo trabajarían ella y el que sería su mano derecha, Raymond Gosling. Éste había sido hasta entonces ayudante de un joven físico neozelandés, Maurice Wilkins, que había trabajado en el ADN, aunque las imágenes que había obtenido hasta entonces eran confusas.
En su estancia en el King’s College, Rosalind Franklin mejoró el aparato para obtener imágenes con ADN, cambió el método y obtuvo fotografías, junto a Raymond Gosling, con una nitidez que nadie había conseguido antes.
Su carrera científica prosigue, lidera trabajos pioneros relacionados con el virus del mosaico del tabaco y el poliovirus.
Fallece a muy temprana edad y el certificado de defunción de Rosalind Franklin dice: Una científica investigadora, soltera, hija de Ellis Arthur Franklin, un banquero. Nos vale como definición y como recuerdo.
Como comenta su hermana Jenifer Glynn, en varios artículos, las contribuciones de Rosalind Franklin fueron de gran beneficio para la humanidad y hoy claramente es estímulo para muchas mujeres que sueñan con seguir una carrera en las ciencias.
Referencias
Angulo, E. (2014). El caso de Rosalind Franklin. En https://mujeresconciencia.com/2014/05/09/el-caso-de-rosalind-franklin/
Amiguet, T. (2016). Rosalind Franklin, la descubridora desconocida del ADN. En https://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20161003/41752894909/rosalind-franklin-cientifica-adn.html
Argenbio. (2020). Rosalind Franklin, “la dama ausente de la doble hélice”. En http://argenbio.org/actualidad/67-temas-de-interes/12575-rosalind-franklin-la-dama-ausente-de-la-doble-helice?idU=1
BBC Mundo. (2018). Rosalind Franklin, la olvidada científica detrás del descubrimiento de la estructura del ADN, uno de los más importantes para la medicina moderna. En https://www.bbc.com/mundo/noticias-44225714
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